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domingo

El efecto Houdini.

Cosas que pasan en una agencia de publicidad (1)

¿Conoces a Harry Houdini? Es considerado por muchos el mejor mago de todos los tiempos, al menos en el arte del escapismo. Cadenas, esposas, baúles, candados... Cada espectáculo de Houdini congregaba a miles de personas. Hacía cosas tan increíbles como escapar de una camisa de fuerza suspendido en lo alto de un rascacielos, o salir airoso de una caja fuerte sumergida en agua.

Te preguntarás qué tiene que ver el gran Houdini con lo que pueda suceder en una agencia de publicidad. Te lo explicaré con un ejemplo.

El jefe te llama al despacho a primera hora de la mañana...

- Jauhow, tendrías que pensar un concepto impactante, de esos que no se olvidan fácilmente, capaz de llamar la atención del público objetivo a quien va destinado.
- ¿De qué se trata?
- El producto es un pintalabios. ¿Bien? (Y tú, con toda la buena fe del mundo, piensas: foto de modelo guapísima, poco texto, color muy contrastado... muy bien).

Entonces empieza el efecto Houdini, el más difícil todavía...

Preguntas al jefe cómo se llama el producto y te dice que el cliente todavía no ha pasado la información, que sólo sabe que el color es algo así como rojo pasión. Pruebas suerte y te lanzas:

- ¿Qué pantone es el rojo pasión?

La respuesta es la que te temes:

- Ponle un 225 o un 486.

(De acuerdo, el jefe no tiene ni puta idea de lo que es un pantonario, pero Jauhow, por lo que más quieras, ¡no te rías!).

Ya estás a punto de abandonar el despacho, pero lo peor aún está por llegar:

- Una cosa más. Tenemos que presentar un boceto para dentro de dos horas.

Tratando de no cortarte las venas, le imploras:

- ¿Podemos, al menos, pedirle al cliente que nos mande las fotos de la modelo?
- Ni hablar, este mail lo recibí hace dos semanas y quedaría fatal pedirle material ahora. Presentamos esta tarde.

Tienes ganas de preguntar qué ha estado haciendo quince días con ese mail allí, en la bandeja de entrada, muerto de asco, pero un último momento de lucidez te hace recapacitar:

- Muy bien, jefe.

Y te vas del despacho con un marrón enorme y los pantalones bajados a la altura de los tobillos. Por suerte aún te queda un as en la manga.

- Ei, ¿cómo se llama el becario?
- ¿El que se parece a Ronaldinho?
- No, el gordo no, el otro.
- No me acuerdo.
- Bueno, no importa, dile que se ponga a buscar fotos de pintalabios rojo pasión y que en media hora quiero un par de propuestas de anuncio encima de la mesa. Me voy a desayunar.

Y es que Houdini podía ser muy bueno escapando de baúles con candados y cajas herméticas, pero cuando se acerca un marrón, no hay nadie con más cintura que que Jauhow.