lunes

Lo que aprendí de mi hámster.

Hoy es lunes. Los lunes empieza la maratón semanal. La campaña de la marca de piscinas, la presentación del nuevo merchandising, una propuesta para el nuevo pack de galletas... Los briefings, las reuniones y las horas delante del mac se amontonan como la muchedumbre en el primer día de rebajas en El Corte Inglés. Todo es para ya y no hay tiempo para levantar el pie del acelerador.

Pero hay que hacerlo. Sí o sí. O acabaremos como mi hámster. Es aconsejable fijarse en los pequeños detalles. La prisa siempre estará ahí, dándote prisa. Así que no te preocupes demasiado por ella. Cumplir con los plazos de entrega es importante, pero es más importante que el producto sea bueno. Si no lo es, caemos en el pan para hoy, hambre para mañana.

Hace muchos unos años me regalaron un hámster. Feo como él solo, pobrecito. Pero terminé cogiéndole cariño. Me llamaba la atención cómo comía pipas. Las engullía todas de golpe, hinchando sus mejillas. No importaba cuántas le ponías, no tenía freno. Murió de gordo. Comió más de lo que su estómago estaba preparado para procesar y simplemente explotó por dentro.

Ese hámster me enseñó dos cosas: que las pipas pueden matar y que a veces es muy complicado detener la inercia. Nos dejamos llevar y enlazamos una campaña tras otra, un día tras otro hasta el infinito y más allá.

A veces hay que saber que comer diez pipas, ni una más. Si no, corremos el riesgo de acabar como mi pequeño roedor, en paz descanse.

4 comentarios:

Pily dijo...

Aprender de un hámster... me voy a dar vueltas a ver si acaba este lunes.

Mar-ia dijo...

Le he cogido a tu roedor, que descanse en paz, y me siento triste, por él y por lo que dices ... (¡A mi todavía me dura el lunes y eso quiere decir que he debido comer más de 10 pipas!, tengo miedo ...)

Martín dijo...

Lo más triste es darle vueltas y vueltas a la rueda, y que sólo te dé para pipas.

Si al menos fueras el que se aprovecha de la electricidad que produce la rueda y se alimenta de ricos solomillos en un jacuzzi, otro hámster cantaría.

jauhow dijo...

En nombre del difunto hámster y en el mío propio, os agradezco las muestras de cariño recibidas.
Otro día os explicaré lo que me enseñó un conejo enano.