jueves

La emoción de comprar.

Hace unos días, Jack planteaba en un comentario al post "El futuro de la publicidad" varias reflexiones interesantes alrededor del consumismo. Prometí hablar del tema y fiel a mi palabra, hoy escribiré sobre las compras, porqués de las compras y argumentos de venta.

No pretendo ser exhaustivo, pero creo que un par de pinceladas pueden ser suficientes para entender que las motivaciones de compra poco tienen que ver con las necesidades.

Sólo un dato: "el 98% de los seres humanos compran productos o servicios emocionalmente y luego justifican dichas compras lógicamente". (Fuente: Álvaro Mendoza en ¿Por qué compramos lo que compramos?).

La gran mayoría de compras no responden a necesidades del individuo. Nadie necesita tres coches y hay gente que los tiene. ¿Cuántos zapatos hay en tu armario y cuántos pies tienes? Compramos porque deseamos un producto y luego, en el mejor de los casos, tratamos de justificar nuestra compra con un argumento lo más racional posible.

Compramos para tener más que el vecino, para sentirnos más jóvenes, para ir a la moda... Te podría enumerar miles de motivaciones y te puedo asegurar que no encontraría ni la mitad de necesidades.

A modo de curiosidad, te contaré un caso de compra que siempre me llamó la atención. En unos grandes almacenes se vendía una bicicleta de montaña por una cifra realmente elevada. Era exactamente igual a las demás mountain bikes: tres platos, siete piñones, cambio automático, cuadro de aluminio... Misma marca, mismo modelo. Sólo había una diferencia. Por error, había sido etiquetada a un precio bastante superior al resto. Increíblemente, se vendió antes que todas las demás, sólo estuvo en el escaparate unos minutos y hasta seis personas se interesaron por ella.

El jefe de ventas de la sección de deportes pensó que, si alguien había pagado más por ese modelo de bicicleta, podía subir el precio de las otras. Al fin y al cabo, eran idénticas y ofrecían las mismas prestaciones. Así que, a la mañana siguiente todas las bicicletas de montaña de ese modelo se vendían al precio de la que había sido etiquetada por error casi cien euros más cara. No se vendió ni una.

Un caso como este sólo se explica por el lado emocional. No tiene más lógica que la de tener una bicicleta distinta, superior, más cara. Y si todas tienen el mismo precio no hay diferencia que valga. En un mundo globalizado en el que tendemos a productos prácticamente idénticos, el consumidor, sólo está dispuesto a pagar más si le parece que ese plus le hace diferente.

miércoles

El tubo y la pelota de ping pong.

Te invito a poner a prueba tu creatividad. Te presento un típico ejercicio para fomentar el pensamiento lateral, que viene a ser algo parecido a estrujarse el cerebro para encontrar una solución creativa a un problema particular.

El reto es el siguiente:

Tienes un tubo metálico de 50 centímetros de longitud clavado por uno de sus extremos a una superficie sólida en ángulo de 90º (en perpendicular, vaya). El diámetro de este tubo es exactamente un milímetro mayor que el de una pelota de ping pong. El caso es que algún patoso ha dejado caer accidentalmente su pelotita de ping pong en el interior del tubo y necesita recuperarla cuanto antes para participar en el prestigioso Ping Pong Jauhow Championship.

Demuestra lo que vales:

Sin tocar ni la superficie sólida en la que está clavado el tubo, ni el propio el tubo, recupera la pelota.

Puedes usar las técnicas que creas oportuno, los materiales y herramientas que se te ocurran. Y recuerda: no hay una sola solución a este problema, pero siempre hay una solución mejor que las demás.

El honorable jurado, o sea yo, valorará todas las ideas tomando en cuenta tres parámetros: la originalidad, la sencillez y la practicidad de la solución.

Por ejemplo, inventar una máquina extractora de pelotas de ping pong de tubos de 50 centímetros de longitud puede ser muy original, pero poco práctico y supongo que nada sencillo.

La opción ganadora tendrá su recompensa en Jauhow, obtendrá el reconocimiento de toda la comunidad y el agradecimiento sincero de los participantes del Ping Pong Jauhow Championship.

Visto el premio, que no te importe comentarlo con tus amigos. Ganar por falta de participantes no es ningún descrédito, pero estaremos de acuerdo en que no es lo mismo.

Atención: sólo se valorarán las ideas presentadas antes del 15 de agosto (pensar más de dos semanas seguidas me parece excesivo).

Bueno, basta de charla. Usa tu imaginación y escribe tu brillante propuesta debajo de estas líneas.

lunes

El futuro de la publicidad.

¿Cuál es el próximo paso? En este sector de la comunicación se da una paradoja: todos los días hay que inventar cosas nuevas y muchas veces el directivo de turno prefiere pensar que ya está todo inventado y que fusilar una campaña mediocre sale más a cuenta que romperse los cuernos en busca de un león de oro.

De un tiempo a esta parte me parece haber detectado una tendencia algo preocupante. Hay un número de agencias creciente (y son agencias de reconocido prestigio) a las que no importa demasiado el producto que ofrecen a sus clientes. El objetivo es facturar.

Alguno me dirá que eso no es tan distinto de lo que decía el gran Bernbach: “el corazón de la creatividad, su disciplina básica, es vender". Pero no hagamos juicios superficiales. La creatividad como arma de venta no es lo mismo que facturar por facturar.

No sé muy bien a qué nos va a llevar todo esto. Probablemente, las empresas que elijan la facturación como eje de su negocio seguirán facturando. Pero eso es pan para hoy y hambre para mañana (sobre todo cuando mañana estemos en plena crisis económica).

Quizás sea un romántico, sin embargo, prefiero pensar que el futuro de la publicidad está en hacer publicidad como antes. Poniendo a prueba los productos, buscando su USP, convenciendo al target en vez de tratar de engañarlo... En definitiva, dando a las ideas un valor más allá de lo económico.

viernes

Mi ego, yo y el poder de las redes sociales.

Estoy muerto. Se acabó el "yo, me, mi, conmigo". Adiós al "yo me lo guiso yo me lo como". Yo ya no existo. Si no formo parte de algo, no soy. El éxito de las redes sociales, entre otras muchas consecuencias, está significando el triunfo del "nosotros". Facebook, Hi5 o Myspace son lo mismo que Movistar, Vodafone y Orange. La tendencia imparable nos lleva a que todos formemos parte de una comunidad. Te agrego al Messenger o al Skype, no te admito como amigo o te abro un privado en un canal determinado del chat. Y no me llames Dolores, llámame Lola. O mejor, lola25.

Pregunta a cualquiera para qué sirve el Facebook. Entre las respuestas más típicas está: "para recuperar el contacto con gente que no ves desde hace mucho tiempo". Puede ser, no digo que no. Aunque creo que por encima de todo está la idea de pertenencia que nos persigue desde que nacemos. Sólo que ahora la pandilla es cibernética y el significado de la palabra amigo se ha ampliado hasta la banalización. ¿Es posible tener 987 amigos? En Hi5 se manejan cifras similares en muchos perfiles.

Ahora es más cierto que nunca: "los amigos de mis amigos son mis amigos", con un pequeño añadido: "si me admiten y su perfil es público".

Sólo una reflexión más. ¿Has pensado quién controla toda la información que proporcionas a una comunidad? ¿Quién maneja la base de datos? ¿Y quién tiene acceso a ella?

Puedes leer más sobre el tema en una versión menos tremendista haciendo clic en este enlace.

martes

Street Art.

Salimos a la calle suponiendo que los semáforos estarán ahí, imperturbables. No prestamos atención a las palomas que se posan en los cables de teléfono. ¿O son cables de la luz? No importa. Avanzamos a paso rápido para no llegar tarde a alguna parte. Navegamos por las arterias de la ciudad como suspiros. Vivimos pisando alquitrán, como canciones de Sabina de las que hemos olvidado la letra (y la letra era lo mejor).


Afortunadamente, sucede que a veces, el destino, la suerte o la casualidad nos hace tropezar y abrir los ojos. Y no me refiero a encontrarse el Taj Mahal a la vuelta de la esquina. Prefiero las pequeñas maravillas que se esconden en cualquier rincón. Hoy quiero compartir contigo algunos de esos sitios en los que la sorpresa y la fascinación se llevan realmente bien con los ciudadanos. Te invito a echar un vistazo al museo viviente que nos ofrece todos los días la gente de la calle Wooster.

Paséate por aquí. No te arrepentirás.

lunes

En la isla con Halle Berry.

¿Cuánto puedes tardar en escribir un comentario en este blog? ¿Un minuto? Ahora te pido un ejercicio de sinceridad absoluta. ¿En cuánto valoras esos sesenta segundos de tu vida? Pon una cifra al pie de este post antes de seguir leyendo.

Es importante que lo hagas antes de seguir leyendo. ¿Ya?

Entonces ya puedes empezar a llorar. Rafa Nadal habría puesto 421 euros. Eso es lo que gana el manacorí según una estimación del periódico Clarin por cada minuto de juego en tierra batida. Si quieres entrar en depresión profunda puedes completar la información aquí. Y que conste que no tengo nada en contra de Rafa, todo lo contrario.

Yo habría puesto 1 euro. Exagerando, por supuesto. Así que, para estar a la altura de un campeón, este blog necesitaría 421 comentarios, o que Rafa se dignase a poner unas palabras.

No pretendo ganar un Grand Slam, ni mucho menos. Siguiendo con la comparación, lo único que puedo hacer para parecerme un poco a Rafa es comprarme su raqueta y practicar un grito de guerra tipo "¡Vamos Jauhow!".

Mi reto es mucho más terrenal que su tierra batida. Te cuento.

Hay un momento en todo proyecto en que se decide el éxito o el fracaso. Después de la ilusión del niño con zapatos nuevos, este blog tiene dos grandes amenazas. Una: mi propia desidia. Y dos, la más importante: la soledad.

Por eso te pido tu colaboración. Yo me encargo de perseverar, de postear regularmente y de cruzar los dedos. Pero el futuro de Jauhow depende de ti. De tus comentarios, de que convenzas a tus amigos, conocidos, enemigos íntimos, compañeros de trabajo, malabaristas, críticos de cine, periodistas, deportistas de segunda, vecinos, amantes, cuentistas... de que se pasen por aquí.

Porque si no, esto va a ser como estar en una isla desierta con Halle Berry y no podérselo contar a nadie. Jodido, jodido.

viernes

¿Estudias o trabajas?

Una de las frases más repetidas en los bares de copas de hace unos años tiene las horas contadas. Se acabó eso de estudiar o trabajar. Ahora lo que se lleva es ¿tienes Facebook? El éxito de las redes sociales hace posible que las relaciones pasen del "cara a cara" al "teclado a teclado". La globalización ha llegado a nuestra intimidad con la misma naturalidad con la que pasamos de "tener un móvil es una chorrada" a "¿hay alguien que no tenga móvil?" Ahora en Meetic incluso te garantizan que te enamorarás ¡o te devuelven el dinero! Y yo pensando que pagar por amor era lo mismo que irse de putas...
Todo cambia a velocidad de vértigo. A nadie le importa el punto G, ya no. Ahora lo que está de moda es el 3G. El iPhone 3G, claro. Dios ya no se identifica con un triángulo. Dios es Apple y todos pecamos mordiendo la manzana cada vez que Steve Jobs saca un nuevo producto: el iBook, el iPod, el iTunes... Hoy las cosas son así. Pero sólo hoy. Mañana nos daremos cuenta de que el GPS del iPhone no sirve para mucho, que la batería se agota demasiado pronto y que estar a la última es más caro de lo que pensábamos. iPunto.

miércoles

Carisma.

No soy lo que se dice un hombre guapo. Lo cierto es que tengo cara de bobo. No lo hago a propósito, pero a la que me distraigo se me dibuja una sonrisa en el gesto, así, como una media circunferencia relajada, entrecomillada por dos simpáticas orejas. No es que sea un monstruo, ya me conocen, pero estarán de acuerdo conmigo en que en un concurso de belleza no pasaría de la primera ronda.

Lo que sí tengo es carisma. No me pregunten qué es eso, porque no lo sé. Pero todos me dicen: “tú tienes carisma”. Y por lo visto, el mundo está escaso de bendiciones como la mía. Me miro en el espejo y, la verdad, no veo carisma por ningún lado. Están las gafas, mi par de orejas y si no me concentro, mi sonrisa relajada. Nada más. Pero tiene que haber algo más. Me explico...

Una noche salimos de fiesta. Fuimos a esa discoteca del centro en la que ponen siempre las mismas canciones y a la que van las chicas guapas de la ciudad. John intentó liarse con todas y recibió tantas negativas como propuestas hizo. Peter negó hasta tres veces que estaba borracho. Después cayó fulminado. Yo estaba aburrido, porque no sé bailar y me quedé en la barra toda la noche. Hasta que pasadas las 3 de la madrugada se me acercó un ángel que se llamaba Elisabeth.

- ¿Qué haces?

En ese momento estaba contando cuántas burbujas cabrían en una botella de coca-cola, pero me pareció que no entendería que estuviera pensando en eso, así que no le contesté y traté de concentrarme en no dejar caer mi sonrisa relajada.

- ¿Contando burbujas?

Me sorprendió que me preguntara justamente eso y al distraerme se me escapó la inevitable sonrisa. Lo que sucedió después contribuyó a que tuviera más carisma aún, porque la angelical Elisabeth me agarró por la cintura y se convirtió en una diabólica máquina de dar besos.

En otra ocasión fuimos a ver una lluvia de estrellas. Éramos más de cien personas acampadas en lo alto de la montaña. John no pidió ningún deseo a las estrellas, porque estaba ocupado pidiéndoselo a todas las mujeres que encontró por allí. Pero las mujeres resultaron ser más fugaces que los astros. Peter sólo vio caer una estrella y le reclamó una noche perfecta. Concedido: dos minutos más tarde, roncaba a mi lado. Yo estaba pensando... ¿a quién pedirían sus deseos las estrellas fugaces? Y debí poner cara de bobo, porque en ese momento un sol llamado Mariah me pidió si me importaba compartir saco de dormir con ella.

En la discoteca, en la montaña, en la oficina, por la calle... Siempre la misma historia. Apenas sonrío, una mujer se acerca a mí. Y no importa que mi nombre sea ridículo: mi padre quiso llamarme Bill. Da igual que mi apellido sea Gates y que sea el propietario de Microsoft. Lo único importante es que yo, inexplicablemente, tengo carisma.

Toma partido.

¿Estás con Bill o con Steve? Hay rivalidades que van más allá de casi todo y que te obligan a posicionarte. En la guerra PC vs Mac no hay lugar para los indecisos...









Cuando tengas cinco minutos:
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lunes

Cincuenta pies.

En el jardín había un ciempiés que daba vueltas en círculo, una y otra vez. Nació cojo de todas la patas izquierdas. Eso es mala suerte.
Habría seguido así toda la vida si no hubiese visto a esa preciosa hormiga. Eso es motivación.
Pero para llegar hasta ella tenía que caminar en línea recta. A los pocos días, aprendió a saltar a la pata coja. Eso es creatividad.
Se acercó a la hormiga emocionado y le declaró su amor. Ella le miró a los ojos y le dijo: ¡vete a la mierda! Eso es una putada.

Aviso para navegantes.

Deja los prejuicios debajo de la cama. Olvida lo que sabes y prepárate para desaprender. Sólo así es posible, lamentablemente no puedo garantizarlo, que no salgas defraudado de este blog. Si me preguntas qué es Jauhow, lo único que puedo responderte es que sigas leyendo. En cuanto lo sepas, te agradecería que te pongas en contacto conmigo y me lo cuentes. Esto me va grande y, evidentemente, tarde o temprano se me va a escapar de las manos. Lo prometo.