miércoles

La inversión publicitaria y los vasos comunicantes.

Dejando la crisis a un lado, la inversión publicitaria, a medio-largo plazo, volverá a las cifras a que nos habíamos acostumbrado. Incluso me atrevo a decir que probablemente seguirán aumentando.

Lo que pasa es que antes había mucho para televisión, algo para radio y bastante para prensa. Pero desde que internet demostró su poder, se ha ido llevando progresivamente trozos de esa suculenta tarta.

Eso supone que, a falta de audiencias televisivas se empiece a imponer la televisión de pago. Si no lo paga la publicidad, lo pagará el público. E implica también que si no se venden tantos periódicos, la inversión se traslade a internet. Lo que conlleva a su vez que los periódicos hagan su versión digital. ¿El siguiente paso? No había que ser muy listo para pronosticar que a alguien se le ocurriría que se pague por el acceso a su periódico en la red. O lo que es lo mismo: si no compras el periódico físico, comprarás el digital.

En todo este proceso, la publicidad se encuentra siempre en la cresta de la ola. Si está de moda el fútbol, se apunta al fútbol. Si lo más in es la F1, todos con Fernando Alonso. Y si hay que apostar por internet, todos a la web.

El quid de la cuestión está en que cada día hay más soportes y llegar al target, que antes era relativamente sencillo, a día de hoy es una auténtica odisea.

En resumen, que la inversión en comunicación es la que es. No hace tanto servia para rellenar un vaso y dejar dos o tres a medias. Ahora, hay tantos vasos que todos están prácticamente vacíos. Y como la publicidad no sufraga los gastos que supone mantener esos vasos, habrá que pagar por beber.

La pregunta es: ¿estamos dispuestos a pagar?

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