miércoles

Lo que aprendí del perro de mi vecino.

Vamos a ser más precisos: no estoy diciendo que mi vecino sea un perro, sino que mi vecino tenía un perro que me sirvió de maestro.

En los días de verano, Barcelona se convierte en un pequeño horno que tiene encendido a la vez el grill y la resistencia inferior. El sol rebota todo el día sobre el asfalto y a media tarde ya no sabes si el calor viene de arriba o si nace debajo de la planta de tus pies.

Un martes cualquiera, a la vuelta del trabajo y buscando un poco de aire, salí a la terraza. No había dado ni dos pasos cuando el perro de mi vecino empezó a ladrar. Me escondí hasta que se calmó y volví a salir. Ladridos otra vez. Repetí la operación un par de veces más y a la última ya no prestó atención. No dijo ni guau.

El jueves el bochorno fue insoportable y regresé a la terraza. Sólo abrir la puerta oí los ladridos de nuevo. Sucedió exactamente lo mismo que el martes. En cuanto dejaba de sorprenderle mi presencia, paraba de ladrar.

Me pasé todo el viernes pensando... ¿Qué me está queriendo decir ese perro? Estaba claro. Un impacto deja de serlo cuando el público objetivo se acostumbra. La sorpresa es una gran aliada para captar la atención.

Lo mismo vale para el día a día. Podemos hacer campañas estándar y cubrir el expediente o tratar de dar la campanada en cada oportunidad que se nos presente. Nadie dice que sea fácil, pero el perro de mi vecino y el consumidor nos lo agradecerán.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"Un impacto deja de serlo cuando el público objetivo se acostumbra."

Así es, eso pasa con todo. La luna y las estrellas no sorprenden porque siempre han estado allí. Si las estrellas no existiesen y de repente una noche apareciese el cielo lleno de puntos brillantes, no podríamos dejar de mirarlo.

jauhow dijo...

Esa debe ser la gracia del cometa Halley... ¡Bienvenido a jauhow, danilost!

Martín dijo...

Deberías probar a lanzarle una chuleta con cupón de respuesta. Eso hará que ladre, al menos un ratito.

¡Quiero un libro con tus animaladas!

jauhow dijo...

Aunque no lo parezca todas estas animaladas son reales. Es cierto que tuve un conejo enano, un hámster y que mi vecino tenía un perro. Tendré que pedirles derechos de imagen...

Martín dijo...

¿Algún día nos contarás alguna experiencia con algún cerdo de esos que pululan por el mundo?

jauhow dijo...

Nunca digas de este agua no beberé, o de este cerdo no hablaré.

Martín dijo...

Nunca digas de este agua no beberé, de este cerdo no hablaré o este cura no es mi padre. :)