Cuatro. Pintar con palabras: un lienzo neoclásico.
Juro que la composición lo es todo. No comprendo la perfección de tus personajes enfadados. Me maravilla la fuerza expresiva de los rostros y los músculos que se intuyen bajo el vaivén de telas color... no sabría decirte de qué color. Todo está en su lugar y es tan real que no me creo nada. Recorro las columnas, no sé si dóricas, jónicas o corintias en busca de un punto de fuga. En cuanto lo encuentre me largo, sin mirar atrás, en diagonal hacia el infinito.
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