martes

La publicidad a través del espejo.

Comunicar comercialmente consiste en ponerse en el lugar de quien oye, escanea o ve (y no necesariamente de quien escucha, lee u observa). Estamos en un mundo donde la atención hay que ganársela y el susurro sólo sirve para hacer películas de caballos.

Me encantaría ver una campaña dirigida a la tercera edad creada por abuelos, otra que nos hable del monstruo de la crisis desde la perspectiva de un niño o promocionar un 2x1 desde el punto de vista de un par de gemelos. Sólo para saber lo alejados que estamos de la realidad los publicistas.

Estamos muy acostumbrados a aceptar que se nos exija ser expertos en sillas de bebés, cervezas, telefonía móvil y detergentes. Y nosotros leemos un briefing y creemos estar preparados para saber cómo son, qué piensan, qué les gusta... los consumidores de cada una de nuestras campañas. Cuando lo único cierto (y no en todos los casos) es que somos expertos en comunicación.

Está claro que no podemos dominar todos los productos del mercado, por lo que es mejor no querer aparentar lo que nadie creería ni borracho. Igual es una sensación mía, pero creo que muchos colegas de profesión tratan de defender su omnisapiencia (esta palabra no existe, pero se entiende) a capa y espada. Y eso no es más que hacer el ridículo.

Sabemos de lo que sabemos y tenemos mucho que aprender. Mirémonos en el espejo sin sonrisas preparadas, no aguantemos la respiración. Observemos atentamente nuestros michelines. Somos simples publicistas. Sólo cuando sepamos aceptarnos limitados como somos podremos ponernos en el lugar de nuestro target. Y de eso se trata, ¿no?

3 comentarios:

Martín dijo...

¡Amén, hermano!

Martín dijo...

(Que conste que acabo de leer el comentario en que tu me contestas "Amén", jajaja. Puta casualidad.)

jauhow dijo...

¡Es que ya está todo inventado! :)