martes

Los imposibles son para hoy, los milagros, para mañana.

Quien haya trabajado alguna vez en una agencia de publicidad habrá oído una frase del tipo: "date prisa, que esto es para ayer". No sé qué tendrá la comunicación que siempre hay que correr. Igual me hago bombero para tomarme las cosas con un poco más de calma.

Me resulta curioso que en un mundo donde se hace tanta teoría de la organización y el trabajo bien hecho se viva un día a día tan parecido al más desordenado de los caos. No quiero banalizar mi propia profesión. Pero es que a veces me entra la risa.

Esta anécdota es totalmente real, aunque los nombres de las empresas y los de las personas que aparecen en el relato son inventados. Si me preguntas cómo sé todo esto ya sabes la respuesta: tengo un amigo que me lo contó (todos tenemos un amigo que nos cuenta anécdotas ;)

Nueve de la mañana. Lunes. Un cliente llama a la agencia Pinipón desesperado. Necesita un folleto de calzoncillos WaW para la feria de Alemania. Sólo faltan dos días para el día D. La ejecutiva de la cuenta, la señorita Mozzarella, contesta lo típico en estos casos: "por supuesto, no hay problema". Le pide que por favor, le mande el contenido de ese folleto, pero el cliente le replica que no tiene nada. Mozzarella le repite: "no te preocupes, no hay problema". A las 9:12h llega el director creativo, el señor Pringles. Mozzarella le pasa el marrón y Pringles le dice que ni hablar, que si no hay información, no hay nada que hacer. Mozzarella recoge el marrón de encima de la mesa de Pringles y se lo lleva al despacho del director general. Mozzarella persuade al Boss con su sonrisa y un presupuesto elevado. El Boss llama a Pringles y le devuelve el marrón: "ya sabes como van las cosas: piensa algo rápido, hoy tenemos que mandarlo todo a imprenta". Y Pringles se baja los pantalones, se muerde la lengua y empieza a plantear el folleto. A las 17h hay una propuesta aceptable. El cliente da su aprobación (no hay tiempo). Y se manda a la imprenta. Después de una noche en blanco (y van tantas...) el impresor entrega el material. El cliente se va orgulloso a Italia. ¿Italia? Sí, sí, Italia. ¡Los folletos están en alemán!

Y ahora, la pregunta del millón... ¿De quién es la culpa?

4 comentarios:

Mar-ia dijo...

Del reloj. Que nos ha enseñado que las agujas avanzan para que nosotros retrocedamos.
De nosotros que hemos dejado que los relojes marquen nuestro ritmo, que los segunderos decidan nuestra creatividad, que el minutero le de el visto bueno a lo que jamás se lo habría dado nuestra satisfacción, que los calendarios
con sus hojas nos tapen los ojos para
ver siempre el mismo día que corre ...
Del progreso que inventó el reloj y olvidó quitarle la pila.

jauhow dijo...

Una respuesta demasiado "políticamente correcta"... ¡Mójate un poco! ¿Quién se la carga? ¡Necesitamos un cabeza de turco!

Mar-ia dijo...

El responsable es el cliente que aprueba el folleto en alemán. O en su defecto la persona que encargó el folleto para la feria de Alemania.

Delf dijo...

Pues yo pienso que es culpa del director general por tener una política de empresa tan descontrolada y una falta de sentido común en su negocio.